Hay dos épocas del año en las que nos proponemos nuevos cambios en nuestras vidas: uno después de las vacaciones de verano y el otro el que ahora se avecina, el año nuevo. Esto sucede porque es momento de cambio y los cambios incitan más cambios.
Después de las vacaciones, buscamos estabilidad, vuelta a la rutina y si podemos incluir algún cambio positivo en nuestro día a día, pues mejor. Estos propósitos van siempre orientados hacia el crecimiento personal y el desarrollo de uno mismo. Aunque la lista sea positiva y accesible, muchas veces no se cumple y se repite año tras año incansablemente con los mismos tópicos...adelgazar, hacer ejercicio, aprender inglés, dejar de fumar…
Muchos de estos propósitos no llegarán a cumplirse, porque tal vez no han sido formulados de forma realista, se valora más lo que nos gustaría ser que lo que somos realmente y las posibilidades que tenemos.
Lo más importante para no fracasar a la hora de establecer nuestros propósitos es centrarnos en cúal es el objetivo y cuáles son nuestras posibilidades de alcanzarlo. Si nuestro objetivo se fundamenta en lo ideal, es muy probable que no lleguemos a alcanzarlo, como por ejemplo: “encontrar pareja”, “un trabajo mejor”, “una vida más saludable”, son objetivos amplios, no son metas especificas, no dependen únicamente de nosotros, no vienen delimitadas en un tiempo concreto. Son objetivos que nunca llegan y mientras esto ocurre, nos decepcionamos y dejamos de insistir.
Aún así, establecer propósitos de cambio es bueno, nos ayuda a reflexionar sobre quiénes somos y que es lo que nos gustaría conseguir. Nos ayuda a visualizarnos haciendo aquello que deseamos y a luchar por lo que queremos.
Cuando hagamos nuestros propósitos para el año entrante, debemos hacerlo con confianza, esperanza y determinación. Debemos proponernos realizar aquello que en verdad estemos dispuestos a hacer y a esforzarnos para conseguirlo. No se trata de elaborar una lista interminable de metas, sino más bien de elegir tan sólo unos pocos, aquellos que nos sean de verdad deseados, necesarios y beneficiosos.
Para hacer la lista de propósitos hay que:
Reflexionar entre lo ideal que me gustaría y lo que realmente soy capaz de conseguir. Si no suelo hacer deporte, no sería un buen propósito apuntarme a un gimnasio, quizá sea mejor empezar a salir a caminar, que ya es hacer deporte, comprometiéndome primero conmigo mismo y si lo cumplo, en un par de meses puedo comprometerme a ir a un gimnasio un par de días a la semana y así, poco a poco ir ampliando los nuevos recursos.
Aprender de los objetivos no cumplidos en años anteriores, estudiarlos y modificarlos de manera que sean más específicos y alcanzables. “Perder peso” por ejemplo, igual sería mejor empezar comiendo bien y si lo cumplimos durante un determinado tiempo acudir a un nutricionista que nos enseñe a comer mejor. Si el objetivo es aprender a comer mejor, es más fácil llegar a perder peso, pero el peso no se pierde por arte de magia o al menos si seguimos comiendo como hemos hecho hasta ahora.
Abandonar un “propósito” no significa fracasar. Puede que no sea ahora el momento más adecuado para llevarlo a cabo, puede que no estuvieses lo suficientemente preparado como por ejemplo “dejar de fumar”. Dejar de fumar es un proceso y para llevarlo a cabo se necesita de preparación previa, suele ser recomendable alguien que guíe durante ese proceso, la mejor forma es con terapia psicológica. No te rindas si abandonas el propósito, sólo hay que plantearlo de nuevo, todas las veces que sea necesario y con la ayuda correspondiente, no es necesario que sea después de las navidades o después de las vacaciones estivales.
Encontrar aquellos propósitos que te motiven. Si la actividad me resulta placentera la incluiré en mi día a día, en mi estilo de vida, pero si suponen un esfuerzo vale la pena que tengan un principio y un final, que esté acotado en el tiempo, para que no se convierta en un fracaso.
Los propósitos pueden ser formulados mediante alguno de los tradicionales rituales, como poner fecha, escribirlos en un papel, comunicarlos a nuestros allegados o comprometernos públicamente. O también pueden plantearse de manera íntima y personal, tan sólo pensando en ellos, con determinación, y visualizando la manera de convertirlos en realidad.
Felices Fiestas y Felices Cambios!!!